El alcohol es
considerado uno de los agentes teratógenos más comunes, siendo una de las
causas principales de retardación mental y de anormalidades congénitas no
hereditarias. La ingesta de alcohol durante el embarazo es
una de las principales causas de retraso mental, a pesar de ser cien por ciento
prevenible. Al presente, aún no se ha identificado un límite seguro de consumo
de alcohol el cual no proporcione daños fetales.
El término “trastorno del espectro
alcohólico fetal” (FASD, por sus siglas en inglés), no es considerado un
diagnóstico, sino se le es asignado a un conjunto de presentaciones clínicas
presentes en el feto producto de la ingesta de alcohol durante el embarazo.
Bajo este término se mencionan diagnósticos como FAS, ARND, Y ARBD. En este
escrito nos enfocaremos en el diagnóstico del “Síndrome de Alcoholismo Fetal”
(FAS, por sus siglas en inglés). Este síndrome es considerado el más severo y está directamente
relacionado con la exposición al alcohol durante la etapa de gestación, lo cual
le brinda al feto unas características específicas como alteraciones faciales,
déficit en el crecimiento, y modificaciones funcionales y estructurales en el
sistema nervioso central. La probabilidad
de que el feto se vea afectado y la severidad del síndrome se relaciona con
varios factores como el patrón de consumo y la etapa de gestación en que el feto
fue expuesto.
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